Cata era mi gran amiga, mi mama' uruguaya, su casa era mi oasis ideal, la paz para el viajero.
Desde los altos tiempos y las sobremesas con San Botanico, antes mismo de tu regreso al Uruguay, tantos calendarios de sabiduria y generosidad, una divinidad de mujer sin edad. Con toda su brutalidad, la muerte tiene en este caso algo de inferior, y asi lo siento organicamente y junto con mi gran tristeza tambien siento la alegre insolencia de Cata ,y su apetito epicuriano por gozar de la vida la vuelve eterna, como los grandes artistas. Daniel Charutto Capuano 2005 |